FORTALECE TU VIDA ESPIRITUAL

«La ciencia sin espiritualidad nos lleva a la destrucción y a la infelicidad» ( Mahatma Gandhi)

Cada vez hay más evidencias de que una vida espiritual rica tiene un importante impacto positivo sobre nuestra salud integral. Sin necesidad de hacerse seguidor de una religión concreta, la espiritualidad, entendida como el convencimiento profundo de que la existencia tiene un valor y un sentido, es una gran fuerza sanadora.

Cómo manifiesta José María Doria,psicólogo transpersonal, la espiritualidad nada tiene que ver con creencias, mitos y dogmas que nos encauzan hacia una determinada posición moral, ni siquiera tiene que ver con méritos, sacrificios o renuncias en aras a ganarnos algún supuesto premio.

Lo espiritual, una vez desprovisto de lo religioso (conjunto de creencias orientadas a determinados fines) se manifiesta como una toma de conciencia que diferencia el vivir dormidos o vivir despiertos. No es moral, no divide a los que son espirituales de los que no; diferencia simplemente el grado de apertura de conciencia que uno tiene.

Pero ¿ cómo saber si estamos avanzando en el camino espiritual? Sucede cuando la mente y sus controles, sus deseos, miedos y manipulaciones no son el centro de la identidad, sino una herramienta de creación y gestión vital que no afecta ni condiciona la paz profunda que hay en uno mismo, y la capacidad de comprender el diseño del vivir desde una visión holística y trascendente. «Espiritualidad es no desear ardientemente que las cosas sean distintas a como realmente son»,  concluye José María Doria.

LA  CLAVE:

-Hábitos sanos para una vida sana:   en general sea anima a mantener una vida equilibrada y a cuidar el cuerpo como » templo» o » manifestación de la vida».  La pureza de cuerpo, mente y alma que los diferentes caminos espirituales promueven induce a adoptar hábitos de vida más sanos.

-Apoyo solidario:   las personas con un sentido trascendente de la vida suelen tener una convivencia comunitaria sólida, apoyándose en valores humanitarios o solidarios y ayudándose entre sí.

-Actitud humanitaria:   muchas religiones y filosofías humanistas inducen a la práctica del perdón ( para eliminar odios y resentimientos), a la compasión universal y amar al prójimo  «como a uno mismo».  Son actitudes personales de paz y bienestar que reducen la presión arterial y mejoran las funciones del sistema inmunológico. A nivel psicológico, disminuyen los niveles de depresión, ansiedad y tendencias suicidas. Además, promueven la amistad auténtica, y una filosofía de vida más optimista y menos temerosa.

-Experiencias místicas:  ciertos estados alterados de conciencia ( paz profunda, exaltación interior, comunión de amor incondicional a la humanidad) en los que derivan a veces las prácticas espirituales como la Meditación. el Canto o la Oración prolongada, pueden relajar barreras internas para facilitar el flujo de procesos de energía sutil.

( Este texto es el capítulo 57 del libro «99 maneras de lograr una vida plena», de la Editorial GLOBUS)

 

 

 


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