MOVERSE

«Que no sea su cuerpo la primera sepultura de su esqueleto»  (Jean Giradoux)

El cuerpo humano está hecho para moverse. Está demostrado que las personas de hábitos sedentarios son más propensos a la apatía  y a la tristeza que las que practican ejercicio. Una de las razones es que al poner los músculos en movimiento se incrementa el flujo sanguíneo y por lo tanto, llega más oxígeno al cerebro. Además, se eleva el nivel de endorfinas, las sustancias responsables del bienestar.

El ejercicio físico es una de las mejores maneras de descargar las tensiones y conservar el buen humor. No es necesario practicar un deporte de competición ni moldear la musculatura en un gimnasio. Un trabajo físico demasiado fuerte puede ser incluso contraproducente. Lo esencial es divertirse y hacer un paréntesis en la rutina diaria.

Cualquier dinámica que implique movimiento es altamente beneficiosa. El Yoga, por ejemplo, es un disciplina muy suave -básicamente trabaja con la elasticidad y la respiración-  y, a medio plazo, produce una transformación física y mental verdaderamente espectacular.

Si pasas mucho tiempo entre paredes, lo ideal es que practiques alguna actividad al aire libre como el footing.  Si no puedes reservarte unos minutos al día,, trata de caminar más -para ir al trabajo o a la compra- o cambiar el coche por la bicicleta para muchas actividades. Cuando una máquina no se usa acaba deteriorándose. Puesto que el cuerpo es un vehículo que no tiene repuesto, merece la pena tenerlo siempre a punto.

Uno de los beneficios del ejercicio físico es la eliminación de toxinas a través del sudor, de modo que acuérdate de beber agua después de cada sesión.

(Este artículo es el capítulo 63 del libro «99 MANERAS DE SER FELIZ» de la Editorial GLOBUS)


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